jueves, 19 de febrero de 2009

El último café

Lo dicho, lo que escribe Nacho Lillo "me llega"...

Por eso no puedo dejar de escribir aquí algunos versos de su poema : Siempre...



" hay un lienzo

pero está mojado

porque ha llovido mucho

en el último llanto...


Os quiero... siempre

vamos a hacer el amor

pero ya no lo recuerdo

y parezco un niño

el primer día de clase...


Cierro los ojos y todo el mundo es mi taza de café...

te hago girar, te hago estallar

llegamos hasta el final...


sólo por amor

el olvido de todos los planetas del pensamiento

vida, vida, desierto de heridas y odio
...


te quiero, te quiero, te quiero... Siempre"


(Que conste que son sólo versos sueltos que me han gustado, si queréis leerlo entero está en su blog: a los que aman...)


La taza de café me ha recordado una época maravillosa, estupendos instantes de "La Filarmónica", local en el que hace unos años todos los lunes eran días de TANGO. El pianista Martín Fernández, junto con el cantante de tangos Fernando Díaz Palacios, interpretaban tangos para todos los amigos. Todos los lunes, sin falta, estábamos allí. Cada uno de nosotros teníamos una canción preferida y siempre nos la dedicaban. La mía era "El último
café..."


(Martín, Fernando, esto fue en La Tetera, en la presentación de algún libro mío, no recuerdo cuál. Sé que tú verás esto, Martín. Fernando no sé por dónde estará. Espero que no os moleste porque sois muy guapos, aunque Fernando está muy pensativo... Por detrás se ve a Chano. Chano Montes, otro amigo del que hablaré en su día)

Zircón

De mi poemario: "Silice (SiO2)"

Estoy quieta desesperadamente.
Sólo respiro y el aire me paraliza.
Quisiera resguardarme en un agujero de la vida
donde haya palabras sueltas para componer versos
y ramas secas para hacer un nido.
El amor lo he dejado entre las sábanas,
envejecido con sus exigencias en las madrugadas.
Florecen briznas de azafrán en tu cabello
y las hojas que cayeron en otoño
son mentirosas, como tus ojos verdes.
Pero yo he aprendido a quedarme donde estoy.
Es donde quiero estar.
Aunque siempre me digas que escribo cosas bobas...
Ya sé que mis palabras no son más
que sentimientos disfrazados.
Para mí, pequeñas brasas que laten
buscando un camino donde encontrar respuestas.
He de vivir las horas que me quedan
para hacer las preguntas.
¿De qué sirve mirarte si estás lejos...?
¿Y si estás lejos, de que sirve mirarte...?
La tormenta me azota al filo de tu beso
porque no conoces la orilla de mi llanto.
Si yo tuviera tiempo, si tuviera tiempo,
si lo tuviera...
Mas me temo que las palabras y la imaginación
seguirán quemándome los dedos y el pensamiento
y hablándome de noche a solas.
Las paredes del despacho se están pintando ojeras violeta.
Éste, por hoy, es el último poema que escribo.
¡Sálvese quien pueda!
¡Qué se acaba el otoño y tocan retirada...!

Humo nada más

Yo te entregué mi amor
fuiste mi ilusión...

Cada día me despierto más tarde, con la sensación de que el tiempo se ha convertido en humo. Y pesa. A veces sonrío, río y termino llorando. Es cuestión de paciencia. Ya lo sé. Las lágrimas no solucionan nada, pero son un escape para mis pensamientos en círculo.
Aparto las sábanas con pereza. Tengo que enfrentarme por enésima vez a la rutina que succiona hasta el más mínimo de mis deseos. Avanzo a tientas hasta el ventanal. Cuando levanto la persiana, el día se pasea por la habitación, como dueño y señor, echándome en cara la desgana y el desconsuelo.
Te llamo. ¡Quién sabe cuántas y cuántas veces te he llamado...! Y las letras de tu nombre flotan por el techo a mi alrededor como ténues señales de humo, hasta que se esconden, cansadas del vértigo de la altura, debajo de la almohada. Te fuiste. Ahora no tengo otra base en que apoyarme que yo misma. Y soy frágil.

...Y una llama azul
palpitó de amor
en mi corazón...

Quizá hoy, ahora, cuando el humo se ha metido en mis sueños, estés ahí, en el café de esa vieja estación de Belique, esperando el tren que terminará de alejarte para siempre de mí. Y quizá estés escribiéndome unas líneas apresuradas de despedida, en una postal en la que puede verse a través de una ventana, una bella puesta de sol quemado y humeante. Y a lo lejos, en medio de un camino, muerto en pie y paradójicamente fumando en pipa, a un campesino que espanta pájaros con su tristeza y sonríe mirando las volutas azuladas que danzan ante su nariz y luego se difuminan en el horizonte.
El jefe de estación te observa, quizá imagina que estás dibujando un campo de girasoles o adivina lo que estás escribiendo.
Casi puedo percibir un ruido a tus espaldas y escucho un débil maullido entre los cubos de basura, pero eso no borra el sonido del adiós que ya está escrito.

Mas nada ha de volver,
nunca ya jamás...

Meses atrás paseábamos y charlábamos matizando con nuestras palabras los colores. Tú tenías ademanes lánguidos al abrazarme: intentabas dar cobijo a mi desolación desde tu desolación. Eso era como querer suicidarse dos veces.
Diciembre le cantaba a las angustias y, en la esquina donde los sueños empiezan, me di cuenta de que una humareda no sólo oculta las apariencias sino que cubre también hasta lo más profundo de nosotros mismos. Y nosotros empezábamos ya a despedirnos, inconscientemente, con miradas de adiós...
Una vez preso el pensamiento de esa idea, la razón se hizo cristal. Y rasgó.
A partir de entonces mi lucha fue buscar un imposible, sin embargo quedaba la esperanza: Quizá las calles se vestirían otra vez de ilusiones cuando el humo se disipase y diciembre volvería a ser mayo en nuestra habitación. Pero ahora, cielos nublados se derraman en las corolas de las flores como si fueran vertederos de sueños marchitos...

...del amor aquél
sólo queda el
humo nada más.

Dentro de este cuarto, teníamos un lugar debajo de las estrellas, ahora no podemos verlas con el humo espeso que envuelve nuestras vidas. Estoy llena de él, pero no de tus ojos. Dios lo sabe, aún así no me ayuda a retrasar el reloj. Por eso no tengo otra opción que seguir atentamente el suave ir y venir de las letras de tu nombre, han vuelto a salir de debajo de la almohada y apuntan hacia mi corazón que ha empezado ya a caminar en solitario.
Nuestra historia fue fugaz, como tu estancia a mi lado. Quise atarte a los cordeles en los que a veces tiendo sueños y no pude. No pude y ya es tarde. Sólo faltan unos minutos para una hora exacta. No sé cuál y da lo mismo. Pero si al subir al tren encuentras en tu bolsillo un pedazo de mí, piensa que son los restos del humo que nos ha tocado respirar, mientras yo me deshago en escritos estúpidos que no curan las llagas de amores imposibles como el nuestro.

Humo nada más...

La mañana se ha despertado entre los bostezos de las sábanas, olores de café, besos olvidados y palabras no dichas. Todo eso, de pronto, se ha convertido en este humo, como el de un cigarrillo mal apagado, que hace lagrimear mis ojos. Se extinguió la llama. Se apagó. Se terminó el amor, y el último eco de la despedida quedará oscurecido por el humo de la impotencia y la desesperación. Nunca el fuego nos dejará rescoldo o ceniza, sólo humo.

Humo nada más...




(Cuento titulado: "Humo nada más", de mi libro de relatos: Espíritus líquidos)

martes, 17 de febrero de 2009

E a qualcosa una canzone servirà...

Le canzoni
sono zingare
e rubano poesie...

Passerà, prima o poi,
questo piccolo dolore che c'e in te.
Che c'e in me,
che c'e in noi.
E ci fa sentire come marinai...

Passerà,
ma quel piccolo dolore
che l'esistere ci dà...
Passerà.

Le canzoni
non guariscono
amori e malattie...

Passerà,
Se il tuo piccolo dolore
che sia odio,
o che sia amore...




¿Passerà...?


(Nunca estuve en París, pero sí en Roma, en un pueblecito cerca de Civitavechia y también en Florencia...¿o quizá eso también lo soñé...? )

Sin pecado concebido


La lengua, tal como la usamos
.
Me pregunto si fuera de nuestro planeta habrá vida tal como la conocemos, o si quizá en otros lugares no exista el tiempo tal como lo conocemos. Entonces me levanto de la cama tal como nos levantamos, me como un yogur tal como nos lo comemos y hago una lista de la compra tal como la hacemos, porque en la nevera sólo queda un huevo tal como nos queda un huevo cuando nos queda tal como nos queda, cuando es un huevo tal como lo conocemos.
No he podido dejar de copiar aquí este magnífico "razonamiento" del blog de "sin pecado concebido", es de confianza y supongo que no le importará. La verdad, me encantaría escribir así, con esa ironía que me ha hecho pasar un buen rato...
Si tenéis tiempo, entrad en su blog a comprobarlo vosotros mismos.
(Por otro lado, aunque en realidad da igual el lado por el que lo miremos, esa foto es magistral y demuestra lo perfecto que llega a ser un huevo nos quede tal como nos quede)

lunes, 16 de febrero de 2009

La Bohemia

Nunca fui a París. Sólo con la imaginación. Cierro los ojos y lo veo a través de la mirada de Regine, personaje de mi novela "Por matar tiempo":

"Pero ella necesitaba libertad. Le gustaba imaginar que era otra persona, una de esas mujeres famosas y ricas, que salían en revistas y periódicos. Entonces vagaba por París como si estuviera haciendo turismo. Se sentía plena, casi feliz, cuando caminaba por la Avenida des Champs Élysées, miraba las tiendas de moda y los restaurantes o se llegaba al Arc de Triomphe y desde lo alto contemplaba el paisaje de la ciudad que parecía estallar ante sus ojos esparciendo a su alrededor mil luces de colores.
Algunos días, paseaba hasta la Place de la Concorde, nombre curioso que no encajaba con los sucesos que ocurrieron allí. Durante muchas noches, sobre todo cuando ya la relación con Aldo había degenerado, soñaba con Luis XVI, con Mª Antonieta, Dantón y Robespierre. Se identificaba con ellos y, como en una pesadilla, subía al patíbulo, apoyaba la cabeza en la guillotina y sentía el beso gélido de la muerte en la nuca...
Otras veces deambulaba por los jardines de las Tullerías y miraba a las personas tumbadas en la hierba. Regine envidiaba a los niños que se perseguían con las barcas en los estanques, y le gustaba pasear por el Orangerie mezclándose con los gays."

"-¿Quieres otra cerveza?
-No, prefiero un café, por favor -respondió Regine y se quedó pensando en el pequeño estudio de Aldo en la Place de la Contrescarpe. Se dio cuenta de que, a pesar de todo, añoraba aquella plaza donde se refugiaban los artistas. En el café La Chope, cantaba Brassens y escribía Hemingway. "


En fin, quizá algún día pueda ir, es cuestión de que me lo proponga, pero si voy no será como lo había imaginado. Ya tengo algunos años "de más" para vivir "la bohemia" que me habría gustado...



Esta canción de Charles Aznavour es una de mis preferidas. Siempre me gustó y me la han cantado muchas veces en aquel piano-bar maravilloso que fue La Tetera. Era "mi canción" y allí me la dedicaban siempre: Jordi Sibón,(¡por dónde andarás, Jordi!) magnífico cantante, y los hermanos De la Torre: Emilio, Carlos y Juan. ¡Cuántos momentos inolvidables he vivido en ese acogedor lugar...! Con este vídeo mi recuerdo y abrazos para vosotros, amigos.

domingo, 15 de febrero de 2009

Dulce pájaro de juventud...

Estos poemas son para ti, dulce pájaro de juventud, con todo el amor que puedo darte...

"Es hora ya de levantar el vuelo
corazón, dócil ave migratoria.
Se ha terminado tu presente historia,
y otra escribe sus trazos por el cielo."

(Antonio Gala)


Abubilla (Upupa epops)

(desde el parque, la abubilla cantó tres notas
en tono agudo, sacudiendo su cabeza al aire...)

Con un gesto, un roce,
una mirada dulce, entraste en mí.
Y vi en tus ojos agua leonada
y en tu sonrisa olvido que aguarda
otro silencio.
Fuiste un milagro de la primavera:
tu cuerpo esparció briznas de juventud
sin darse cuenta.
Y yo pasaba por allí en aquel instante...


Vencejo (Apus apus)

Tu figura y la mía sirven de contraluz
al sol que nace.

Sé que perderé la fe
en una tarde gris y leve.
El vencejo se alejará en el horizonte,
y sólo me quedará una lágrima
para que pueda olvidarte.
Pero, con qué pasión, con cuanto afán
deseo aún tu cuerpo...
Y, sin embargo, nada ocurre.
Una vez más, estamos en el bar de siempre,
frente a frente sentados,
tú sin rozarme siquiera
y yo bebiendo mi acostumbrado té.


Grajillo (Corvus monedula)

Eras quizá y fuiste ahora.
Y ya no serás más tiempo a mi lado.
Como una lapa me pegaría a tu espalda
para darte, con lo poco que tengo,
todo lo que te falte.
La vida seguirá sin ti.
Intentaré seguir soñando
con tu sonrisa última,
tu despreocupación, tu juventud.
Y al despedirme, te dejaré
en la palma de la mano,
como un grajillo agonizante,
mi amor profundo y mi absurda locura.


Estos poemas son de mi libro: "El corazón es sólo un pájaro que llama..."

(El título es parte de un verso de un poema de Antonio Gala)

Marcelo


¡Gracias, Marcelo! Por esta imagen de Borges del día 1 de enero, tan melancólica y nostálgica. Y gracias también por el ramito de tomillo que me diste ayer...
Desde aquí te mando un abrazo.

Felisa Moreno

La he conocido por internet, a través del blog de mi amigo José Luis Muñoz: "La soledad del corredor de fondo". Una estupenda mujer, por lo que he podido leer en "El sueño de las palabras". Con su permiso transcribo aquí lo que ella editó el jueves, día 12 de febrero:




miércoles, 11 de febrero de 2009

¡Gracias...!

Otra vez, gracias a André, por dedicarme tantos elogios. Es curioso ver que dicen algo de una, y tan bueno, en un sitio lejano, en el que nunca se ha estado personalmente, aunque sí con el corazón. Eso me anima a seguir intentando expresar lo que pienso y siento. Aunque cada vez es más difícil, porque con la experiencia que da la edad, te das cuenta de que no se puede escribir sobre todo lo que a una le gustaría, ya que sin querer se le puede hacer daño a terceras personas.
Quizá por eso, ultimamente no he escrito más cuentos, aunque supongo que volveré a escribir alguno más pronto o más tarde. No en vano lo que soy en realidad, más que narradora y/o poeta, es cuentista. No lo puedo negar soy una "cuentista". Y que no lo digo en broma. Va en serio.

André Cruchaga



Sí, ese hombre, André Cruchaga, poeta salvadoreño al que admiro tanto por su genialidad y buen hacer, me ha puesto por ahí, al lado de geniales escritores de distintos países. Podéis verlos a ellos y a mí entrando en artepoetica.net


Podréis ver las biografías y una selección de poemas bellísimos e interesantes por la diversidad de estilos. No dejéis de hacerlo porque vale la pena.

martes, 10 de febrero de 2009

Roberto


Un fandango, de alguien a quien le fascina el flamenco y que el azar ha puesto en mi camino...


"No pienso escucharte más

que lo tenemos tó hablao.

¿Pa qué volver a picar

si el tajo está rematao

y no quea mineral...?"


¡Gracias, Roberto!, por el rato de charla tan interesante que me has brindado, dedicándome parte de tu tiempo. Y gracias también por seguir mi blog.