Un poeta maldito
“Cuando en el crepúsculo las ancianas sollozan,
acudes tú Belial
a borrar con una esponja de vino los pecados…”
Tengo que reconocer que tardé en leer la biografía: “El contorno del abismo”, que publicó en Tusquets, J. Benito Fernández. En realidad creo que quise retrasar la curiosidad morbosa que siempre me ha empujado a profundizar en la vida, tremenda, de un personaje tan singular, al que admiro como poeta y que, al mismo tiempo, me enerva con sus poemas produciéndome un gran desasosiego y una extraña sensación de culpabilidad que no logro explicarme. Me estoy refiriendo, por supuesto, a Leopoldo Mª Panero.
“Se cantan himnos a la Virgen y loas a la cruz
que no existe, y al más allá, mientras Dios quema
y mi cuerpo escupe sobre el suelo el martirio
y vomita la cerveza y el vino del sufrimiento.”
Joseph Mª Castellet lo incluyó en su antología:”Nueve novísimos poetas españoles” (1970), constituida por nombres tan conocidos como: Manuel Vázquez Montalbán, Antonio Martínez Carrión, José Mª Álvarez, Félix de Azúa, Pedro Gimferrer, Vicente Molina Foix, Guillermo Carnero, Ana Mª Moix y él, que es el más joven de todos ellos.
No sé mucho sobre Leopoldo Mª, supongo que más o menos lo que todo el mundo sabe y es de dominio público, pero sí lo suficiente para estar impresionada; sobre todo, después de ver la entrevista que le hizo Fernando Sánchez Dragó en la televisión y los vídeos 1-2-3, “Un día con Leopoldo Mª Panero” con Carlos Ann y Enrique Bumbury .
Leopoldo Mª Panero nació en Madrid, el 16 de junio de 1948. Hijo de Felicidad Blanc y de Leopoldo Panero (1909-1962), que era el poeta oficial del Régimen franquista y que en su producción poética utilizaba fórmulas tradicionales en una temática íntima, sobria y religiosa. Muy diferente de la línea que después seguiría su hijo, quien ya desde muy niño compone poemas y como aún no sabe escribir se los dicta a su madre.
Junto a su hermano pequeño, “Michi”, estudió en el Liceo Italiano. En sexto de bachillerato ingresó en el Partido Comunista con el nombre de “Alberto”. Ya entonces empezó a destacar por su inteligencia y por sus fechorías. A partir de ahí, su vida ha ido transcurriendo entre drogas, alcohol, encarcelamientos, relaciones hetero y homosexuales, intentos de suicidio y reclusiones en psiquiátricos. Debido a las repetidas estancias en estos últimos centros, Leopoldo Mª Panero está considerado como uno de los poetas “malditos” de nuestro tiempo.
“Los pájaros vuelan sobre tus ojos
y la calavera de un caballo dibuja la silueta de la mentira
de la mentira de Dios en una habitación a oscuras
en donde vuelan los pájaros.”
Fascinado por la personalidad de Pedro Gimferrer, a quien Leopoldo había conocido en casa de Vicente Aleixandre, se instala en Barcelona y debido al rechazo de Ana Mª Moix de la que está enamorado, intenta suicidarse por primera vez. Vuelve a intentarlo en una pensión de la calle Pelayo, también en Barcelona. A causa de este segundo intento es recluido en el Frenopático, aunque por mediación de su madre se le traslada a la clínica del doctor Fuster. Un tratamiento con insulina, autorizado por Felicidad, le provoca un coma hipoglucémico y una lesión cerebral. En otoño de 1968, es dado de alta y vuelve a Madrid.
Frecuenta locales gays, pues dice que le resulta más fácil ligar con chicos que con chicas. Aunque hubo varias mujeres en su vida: Mercedes Blanco, Conchita Sitges, que era novia de Enrique Vila-Matas, Marava Domínguez Torán y Alicia Ruiz Tormo, entre otras. Pero su gran amor fue Eduardo Haro Ibars, con quien estuvo en la cárcel de Carabanchel y en la Prisión Provincial de Zamora. En este centro penitenciario intenta suicidarse por tercera vez.
“Narciso era mi nombre, y he muerto.
Era un adolescente hermoso, y he muerto.
Y aquí no hay mujeres, sólo vino,
eternidad y alcohol, para que la vida sufra
y el ángel solloce en su caída.”
Su obra se caracteriza por la sordidez y profundidad de las experiencias evocadas, por el sarcasmo y la lucidez desgarrada con la que trata los aspectos más oscuros del espíritu humano.
“Escupo estos versos en la guarida de Dios
donde nada existe
sino el poema contra mí.”
Es autor de: “Así se fundó Carnaby Street” (1970), “Teoría” (1973), “Last River Together” (1980), “Poemas del Manicomio de Mondragón” (1987), “Contra España y otros poemas no de amor” (1990), y “Heroína y otros poemas” (1992).
Entre sus obras en prosa destacan: “En el lugar del hijo” (1976), colección de relatos de terror metafísico en la línea de Poe y Lovecraft, y “Dos relatos y una perversión” (1984).
Más recientes son sus obras: “Teoría del miedo” (2000), “Cuentos completos” (2007), “Papá, dame la mano que tengo miedo” (2007), y “Escribir como escupir” (2008), entre otros.
Se emborracha, prueba el ácido, medio vive en los basureros de los bajos fondos de París y llega a pedir limosna en un banco de la Vía Augusta de Barcelona, donde lo encuentra una vez Enrique Vila-Matas y le da diez duros. Otra vez es él quien le deja la dentadura postiza a un ciego que también pide caridad. A pesar de todo no deja de escribir.
Gusanos arrastran mi nombre
por la inmensa calle del vacío
y rubio es el estiércol
verde el cadáver
en donde sólo la amarillenta ceniza está.
En 1997 se traslada a Las Palmas, y en el mes de octubre ingresa voluntariamente en el Hospital Psiquiátrico Insular.
Los versos que incluyo en este artículo pertenecen a su libro: “Guarida de un animal que no existe”.
A Leopoldo Mª Panero puede considerársele como el autor de la obra poética más extremista y concluyente de la poesía española última. Transgresor ilimitado, llega hasta extremos insospechados expresándose en su locura con una gran belleza.
“Donde no hay color,
es el amanecer de las formas.
Donde la bestia no muge,
es el despertar del leopardo.
Donde tiembla mi voz,
el comienzo del poema."
Fotografía: Leopoldo Mª Panero
PREGUNTAS
Camino tan sólo perseguida por el viento
que señala, dispersamente,
dónde caerán las próximas gotas de lluvia.
Necesitaría un cuchillo
para cortar las páginas de mi vida
y un color naranja
que me ilumine el sendero hacia la diversidad.
Cuando llegue allí,
vestiré a un erizo con hojas caídas
y repujaré un poema sobre la piel de un asno.
Quizá entonces me considerarán,
para mi orgullo, poeta maldita.
Y dejaré de preguntarme
¿dónde estamos y qué es esto…?
(Poema del libro: “La Poesía es una enfermedad cardiovascular” de Inma Arrabal y dedicado a Leopoldo Mª Panero)
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