Lo dicho, lo que escribe Nacho Lillo "me llega"...
Por eso no puedo dejar de escribir aquí algunos versos de su poema : Siempre...
" hay un lienzo
pero está mojado
porque ha llovido mucho
en el último llanto...
Os quiero... siempre
vamos a hacer el amor
pero ya no lo recuerdo
y parezco un niño
el primer día de clase...
Cierro los ojos y todo el mundo es mi taza de café...
te hago girar, te hago estallar
llegamos hasta el final...
sólo por amor
el olvido de todos los planetas del pensamiento
vida, vida, desierto de heridas y odio...
te quiero, te quiero, te quiero... Siempre"
(Que conste que son sólo versos sueltos que me han gustado, si queréis leerlo entero está en su blog: a los que aman...)
La taza de café me ha recordado una época maravillosa, estupendos instantes de "La Filarmónica", local en el que hace unos años todos los lunes eran días de TANGO. El pianista Martín Fernández, junto con el cantante de tangos Fernando Díaz Palacios, interpretaban tangos para todos los amigos. Todos los lunes, sin falta, estábamos allí. Cada uno de nosotros teníamos una canción preferida y siempre nos la dedicaban. La mía era "El último
café..."
(Martín, Fernando, esto fue en La Tetera, en la presentación de algún libro mío, no recuerdo cuál. Sé que tú verás esto, Martín. Fernando no sé por dónde estará. Espero que no os moleste porque sois muy guapos, aunque Fernando está muy pensativo... Por detrás se ve a Chano. Chano Montes, otro amigo del que hablaré en su día)
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