No es un título muy original, pero es un sonido que me recuerda, no sé por qué, al de un globo cuando estalla o al de un desagüe cuando engulle el agua que ya no nos sirve, quizá también (eso me lo imagino, porque es un sonido casi inaudible) al de una pompa de jabón que se deshace y pierde sus colores...
jueves, 11 de diciembre de 2008
Fernando Pessoa
Un maestro... Todo lo que él escribió me habría gustado que se me hubiese ocurrido a mí. Me contento con tener este libro, con el que me siento identificada en tantas cosas, en mi mesa de noche.
En mi poema "Diciembre" digo que cuando yo nací el espacio era amarillo y estoy segura de que era como ese amarillo que describe Pessoa en en su: Día de lluvia
177)
"El aire es de un amarillo oculto, como un amarillo pálido visto a través de un blanco sucio. Apenas si hay amarillo en el aire ceniciento. La palidez del ceniciento, sin embargo, tiene un amarillo en su tristeza".
¿Cómo puede alguien escribir algo tan bello...?
¿O esto tan profundo?
277)
"Los sentimientos que más duelen, las emociones que más afligen, son los que son absurdos -el ansia de cosas imposibles, precisamente porque son imposibles, la añoranza de lo que jamás ha existido, el deseo de lo que podría haber sido, la pena de no ser otro, la insatisfacción de la existencia del mundo. Todos estos mediostonos de la conciencia del alma crean en nosotros un paisaje dolorido, una eterna puesta de sol de lo que somos. El sentirnos es entonces un campo desierto al oscurecer, triste de juncos al pie de un río sin barcos, negreando claramente entre márgenes alejadas."
279)
¡El peso de sentir! ¡El peso de tener que sentir!
Y ¡cuánto pesa una cosa que parece tan liviana...!
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