El sol, en el ocaso, entretiene su ocio,
vigilando existencias aguadas de personas
que no se comunican.
Mientras tanto, en este transcurrir,
la muerte se pone su tópico disfraz
de esqueleto viviente.
Nos persigue, nos asusta,
nos hiere con mirada inexistente
en las cuencas vacías.
Y no comprende
por qué tememos su corporeidad mortal,
si ella es mucho más misericordiosa,
sin ninguna duda,
que el absurdo cotidiano que nos envuelve.
(De: "Una mirada al absurdo")
Adiós, Antonio, si te encuentras a quien tú ya sabes, dile que seguirá en mí para siempre...
6 comentarios:
"La luz de la mañana entra en mi habitación,
tus cabellos dorados parecen el sol..."
Que en paz descanse :-(
Un beso, Isabel
¡Gracias por leer, Ana...!
(Pero te confundiste y me llamaste Isabel...jejeje)
coincidentes con el genio, me destrozó, me sentí torpe, vaciado, cante junto Antonio una canción que ya era mía
Nacho, ¡qué alegría! por fin apareciste por aquí. Te eché de menos...no desaparezcas ¡porfa!
Un beso y ya sabes que te leo siempre.
Muy buenas, he llegado aquí a través de Antonio Vega.
Enhorabuena por lo que haces. Un saludo
Inma! No creo que perdamos el contacto, yo como ves seguiré dejándome caer por aquí...y sobre lo que dijiste de la poesía y la música opino lo mismo, alomejor no van unidas, pero desde luego que una canción debe tener el ritmo de un poema, y un poema debe tener la musicalidad de una canción. Un beso.
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